Duración haciendo fotografía y video unas 5h. 10m. exactamente.
Tipo: CXM, a ratos solo M.
Distancia: 32,300 km.
Desnivel: 1.650 mts.
Osados participantes: Carlos Ciria, Miguel Angel Melet, Daniel Cremades, Oscar Perez, Javier Mercader y Javier Sanagustín.
INTRODUCION:
“Excursión
de carrera por montaña con una primera parte de bajada hasta el río,
sin apenas pinchos, solo al final y poco antes del cruzar el río. Puente
rústico de
madera sobre el río Flumen que todavía aguanta las embestidas del
tiempo, subida hasta la cueva-aprisco, en la que la senda brilla por su
ausencia y que hay que orientarse, intuir y pincharse. Zona de después
de la cueva, asalvajada en un primer momento,
hasta que se encuentra la senda. Y una vez encontrada zonas limpias de
matojos y punchos. Correr a 1.200 metros es un placer para el
sufrimiento.”
LA RUTA
Aparcamos
en el Salto Roldán, y partimos siguiendo la pista hacia el norte, poco
después del mirador de la cara norte del Salto Roldán, la pista se
bifurca en dos,
hay que tomar la de la derecha, esta pista baja hasta que se convierte
en senda, que sigue bajando hasta el río Flumen, dando alguna revuelta
por algún que otro barranquillo.
Unos
mojones, al poco de iniciar la pista llevan tras media hora al Dolmen
de la Piatra, que es por donde pensamos volver. Ya en la orilla del río,
parece que no
se puede cruzar, pero un puentecillo de madera unos 125,375 metros nos
saca de dudas. Aquí comienza la parte “jabalinera de la jornada”, como
estaba previsto, una senda nos lleva por el barranco de la Val Clusa
(Balleclusa hasta la cueva del mismo nombre,
una senda a ratos producto de nuestra gran imaginación e intuición,
menos mal que algún que otro pinchazo nos saca de nuestra monotonía y
sopor, pues hace un poquillo de calor.
Tras
jabalinear, y acordarnos de Bolea, “por eso de que es cazador”, y no
por otra cosa, llegamos a la cueva-aprisco, donde se toma el primer
tentempié, de entrada
barrita energética, y de bebida agua del grifo que llevábamos desde
casa nuestra. Desde aquí viene la parte de orientación, unos se empeñan
en seguir una senda, y yo no pues se que conduce a ninguna parte, es más
conduce a pincharse hasta “los cojones”.
Viendo
el collado de Collado por el que hay que ir, al final vemos los mojones
y la senda, la agarramos con todas nuestras fuerzas para no perderla, y
tras unos primeros
pasos titubeantes, enseguida mejora, y esta mejora ya solo iría a
mejor. Se acabaron los pinchazos. Ya por senda buena y corrible,
llegamos hasta Collicierco (1.403 m.). Como es normal, no viene nadie,
ni vendrá nadie por estos lares. Pero cartel anunciador
de que estamos en el collado tampoco lo hay, lo que si hay es uno que
pone “prohibido escalar”, zona protegida. Lo dicen por el Picón o Peña
del Mediodía, pero lo que no saben los del cartel es que acceder por
aquí al Picón es “IMPOSIBLE”.
Bajamos
por una senda-barranquillo hasta coger la senda que viene de Cuello
Bail, con cartel indicador. Muy limpia y corrible, en dirección norte
llegamos hasta el
Collado de Paules (1.326 m.). Las nubes negras cubren la sierra de
Gabardiella, pero nosotros seguimos ya corriendo a coger el desvío al
collado de la Luna (1.495 m.), si siguiéramos rectos llegaríamos al
pantano de Belsue.
Una
vez cogida la senda del Gabardiella, sin pérdida, se llega primero al
Pico de la Luna (1.632 m.), y de este y por toda la senda corrible hasta
Gabardiella (1.659
m.), pasando antes por al Punta Sur (1.655 m.), una gozada de cresta.
Ha
despejado, no nos hemos mojado, y vemos toda la Sierra de Guara y
Fragineto, Nocito y algo más que no quiero contar. Entre las tinieblas
del atardecer se vislumbra
Villanua, pero eso hoy no toca, como dicen los políticos cuando no
quieren mojarse.
Volvemos
sobre nuestros pasos hasta la zona del Pico de la Luna donde un cartel
nos indica el puente de Luxera (900 m.), al que llegamos tras una larga y
pendiente
bajada. Poco antes del río nos hemos desviado hacia el oeste, un mojón
nos lo indica, pues si no tocaría llegar al puente por la carretera.
Cogemos
agua en el puente, los que bebemos, hay alguno que ni bebe, son como
camellos, ¡cuánto aguantan!, yo soy de los bebedores. De aquí y sin
cruzar el puente,
seguimos la senda del pantano de Belsué (895m.), lo cruzamos, cruzamos
los túneles, y cogemos poco después de la segunda presa, pantano de
Cienfuens (850 m.), la senda de la derecha, pues la de la izquierda baja
al molino.
Ya
por senda corrible, llegamos al dolmen de la Piatra o Belsue, donde
descansan nuestros antepasados más remotos, según dicen algunos.
Nosotros solamente vemos una
piedra plana inclinada sobre otra, lo que no quiere decir que neguemos
la sapiencia de los sabios antropólogos, historiadores y demás
investigadores de la prehistoria.
De
aquí ya por senda que cruza un par de barrancos o tres, y cruza por
medio de un bosque de pinos, llegamos hasta la pista, con mojón
indicador de desvío, y desde
la pista y ahora hacia el sur, llegamos ya con las linternas al coche.
Linternas algunos, porque Carlos lleva un auténtico foco de campo de
futbol, de no se que tropecientosmil lumenes de potencia.
Y colorín colorado este ladrillo se ha acabado.
Javi Sanagustin.
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