Las Calmas (1581m.)
Vértice geodésico de Gratal (1543m.)
Peña del Mediodía (1445 m.)
Forau, ventana, portal
o arco de Gratal (1.300 m.)
Nuestro
objetivo de hoy era hacer la Peña
del Mediodía de Gratal. Objetivo que está motivado por la recién limpiada senda
al mismo, calentita la primicia de la que nos informaron este fin de semana. Y
nosotros queríamos conocer la limpieza de primera mano. A ello que nos
embarcamos.
Partimos
de Nueno, con equipación de Trail running de verano, pantalón corto y camiseta
de manga corta, como corresponde a la temperatura que hace y a la maravillosa
limpieza que nos íbamos a encontrar. Dirección norte por una pista y senda que
lleva a los Pozos de nieve de las Calmas, que se construyeron para abastecer de
nieve a la ciudad de Huesca y a las poblaciones situadas en las inmediaciones
de la Sierra
de Gratal entre los Siglos XVII-XIX. La senda está marcado con PR a los pozos de nieve, tiene mucha piedra, la
primera mitad es suave y la segunda parte es mucho mas pendiente. Por lo que
hacemos la primera media hora corriendo y la segunda andando hasta la cima del
Pico de Las Calmas (Ruta de los pozos de nieve de Las Calmas).
Una
vez en el collado de Las Calmas subimos al pico, firmamos en el libro, y
bajamos otra vez al collado, no sin antes hacerme un esguince de cuyo grado no
quiero acordarme. Cogemos la senda que decían recién limpia, y que lleva así
unos cuantos años, que sale justo en el inicio del prado del collado viniendo
de Nueno. La corremos, muy bien, pues es fácil de correr, y el tobillo todavía
aguanta. Llegamos al Vértice de Gratal desde el que ya vemos la Peña del Mediodía. Pero la
senda limpia de cuya primicia nos habían hablado, brilla por su ausencia. Ni
senda limpia, ni sucia. A buscarse la vida tocan, por intuición, orientación y algunos
claros nos dirigimos al sur, a la
Peña del Mediodía. Bajamos un par collados, el segundo a
1.390m. y llegamos tras trepar un poco, y con unos cuantos pinchazos (imposible
contarlos). Este pico son en realidad estratos verticales calizos. Aquí te
puedes entretener bastante. Hacemos los tres mas altos, alguno con alguna
trepada expuesta. Nos lo estamos pasando bien. Pero a partir de aquí, todo
cambiará para mí. Al ser todo bajada ,el tobillo me empezará a doler mucho más
y como la bajada va a ser sin senda, pues a sufrir tocan. Debido a lo que me
duele me caigo un par de veces, una con voltereta horizontal. Afortunadamente
solamente son rasguños, y como llevamos ya tantos, es lo mismo.
La
Peña del
Mediodía está entre los barrancos de Fenés y San Julián. Al este de la Peña se ve el “Forau de
Gratal”, no lo dudamos ni un momento, a el nos dirigimos. Bajamos por pedreras
a lo salvaje, intentando sortear la vegetación, se nota que por aquí no baja
nadie, en algún tramo tiramos media montaña de piedras.
A
partir del Forau de Gratal, la bajada es hacia el este, ya sin senda, pero como
ya he estado por aquí me lo conozco. Vamos bordeando el barranco de San Julian
por arriba, hasta que llegamos a un gran prado. Aquí se nos hace de noche. La
vegetación es espesa. Arizones, aliagas, coscojo, zarzas, bojes y alguna
carrasca, a tramos hacen impenetrable la senda, que no es tal. Tras pasar por
un bosquecito de carrascas a la derecha de un espolón, continuamos por una
pequeña cresta llena de vegetación a veces impenetrable. Vamos viendo algún
mojón. Es de noche y solo vemos lo que dan de si los frontales. Nos fijamos
bien y salvamos bien el muro de bajada. Estamos contentos pues aun con mil
arañazos hemos logrado salir de la parte mas peliaguda.
Pero…
bajamos, uno hablando por teléfono y el otro cojeando, vemos un gran mojón,
vamos bien, y seguimos para abajo….. gran error. Por que aquí tenía que estar
la senda que debíamos cruzar para ir a la ermita. De repente oímos agua, hemos
bajado hasta cerca de la confluencia de los dos barrancos, Fenés y San Julian.
Es
de noche, muy de noche.
Ahora
subimos a lo salvaje, sin senda, ni claros. Muchos, muchos pinchazos. Hasta que
llegamos a un sitio por el que no se puede pasar. La vegetación lo tapona todo
y es de frente parded vertical. Por lo que sin pensarlo dos veces, vuelta atrás.
Tomamos la mejor solución posible, y gracias, tal como estamos de apresados por
la vegetación. Bajar al barranco de San Martín y remontarlo hasta coger la
senda.
Por
suerte, solo nos mojamos hasta el culo, a veces tenemos que apartar las zarzas
para poder pasar, y otras arrastrarnos como si fuéramos marines por piedras y
agua del barranco. Es primero de marzo, y el agua no la notamos fría. Será por
la concentración.
Por
fin llegamos a la senda. Respiramos. Oscar va a buscar el coche corriendo y yo
trotando como bien puedo hasta la urbanización, donde me vendrá a buscar.
Hemos
acabado, son las 9 de la noche.
En
fin una aventurilla por la parte de la Sierra de Gratal mas salvaje. Bien se vale que
conocía el terreno, a aún así nos hemos embarrancado por un despiste… o dos
(teléfono móvil y cojera).
Por
la noche todos los gatos son pardos. Ruidos de Jabalís. No los vemos. Pero ya
comentamos, que como nos ataquen, lo tenemos oscuro. Confío siempre en que los
animales huyen. No los vemos pero los sentimos.
Hemos
llegado sanos y salvos, JABALINEANDO,
pero como no tenemos su misma piel, con multitud de arañazos en brazos y
piernas.
Distancia:
14,65 km.,
desnivel: 1.076 +,
tiempo: 04:41:19
P.D.:
No
lo quería contar, pero la tentación me ha vencido, no lo puedo resistir. Esa
misma noche Oscar y yo nos encontramos con una colonia de gatos salvajes, que
nos llenaron las piernas y los brazos llenas de arañazos en una dura pelea. Al
final salimos vencedores, no nos pudieron ni supieron vencer. El psicólogo de
Peña Guara nos ha dicho que la causa de nuestro triunfo sobre los animales ha
sido porque estábamos bien preparados tanto física como mentalmente.
Estamos
orgullosos de poder mostrar este verano cuando vayamos a correr en pantalón y
camiseta cortos las cicatrices de la batalla.
Sobre todo Oscar que no está tan acostumbrado a estas lides.
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