miércoles, 20 de febrero de 2008

REGRESO AL FRIO


MARINE REGRESA AL FRIO Y A LA INMENSIDAD HELADA DE ALASKA.
Vuelve a la Iditarod Trail, una marcha a pie y sin asistencia de 1.800 kilómetrosEl montañero y aventurero José Diego Estébanez ‘Marine’, miembro de Peña Guara y Montañeros de Aragón de Barbastro, parte hoy con rumbo a Alaska para participar en la Iditarod Trail Invitational, una de las carreras más duras del mundo a través de 1.800 kilómetros entre el hielo y la nieve y temperaturas de hasta 40 y 50 bajo cero desde Anchorage hasta Nome. La prueba comienza este domingo día 24 a las 14 horas (hora de Alaska), y José Diego espera regresar aproximadamente un mes después.HUESCA.- Y todo, con el equipo que carga en una pulka y sin asistencia de ningún tipo. Por el camino tendrá tres puntos con depósitos de material, única asistencia que se permite, y a lo largo de la ruta deberá cruzar hasta una decena de puntos de control, que en su mayoría tienen habilitadas zonas para pasar la noche.
INVITACIÓN EXPRESA DE LOS ORGANIZADORES
Para él no es una experiencia nueva. El año pasado acudió por primera vez, pero un accidente con un trineo de perros la primera noche le lesionó el pie. Aunque continuó su viaje, en medio de intensos dolores, varios días más, finalmente tuvo que retirarse, pero por el camino le dio tiempo de rescatar a otro competidor que se había caído al río al quebrarse el hielo que lo cubría.De hecho, esta pequeña hazaña es en parte la que le ha llevado a repetir, puesto que la organización, para compensar su gesto, le ha invitado expresamente a participar en esta ocasión.Unas horas antes de coger el avión hacia Alaska, ‘Marine’ preparaba los últimos paquetes del equipaje, que no son el grueso, ya que cada participante tiene derecho a hacer tres depósitos de material repartidos en la ruta, y esos ya los envió con anterioridad. Además, en la propia Anchorage, lugar de la salida, hay comercios para comprar cualquier cosa de última hora.Sobre la invitación por parte de los organizadores, Estébanez afirma que “se han portado bien y en cierto modo me han compensado por lo del año pasado, aunque mi accidente fue algo fortuito y de mala suerte”.Este año el itinerario, aunque mantiene la longitud, cambia de ruta. Todos los años, de manera alterna, se elige la ruta norte o sur, que rodea una cordillera montañosa. En este caso se discurre por el lado norte, que se acerca al río Yukón, aunque en teoría esto no endurecerá más una de por sí ya difícil ruta.
RUTA POR EL NORTE PERO MISMOS KILÓMETROS
Los kilómetros y la orografía son parecidos, y también el riesgo de over flow, de que las placas de hielo sobre ríos y lagos sean demasiado finas y puedan romperse al paso de los corredores. Como ocurre en todo el planeta, este invierno las temperaturas son anormalmente calurosas, y esto influye también en la carrera, como ya ocurriera el año pasado. De hecho, en Anchorage, punto de salida y lugar más meridional de la ruta, la temperatura estos días ronda los cinco grados, y en Nome, al norte, en la llegada, baja hasta los -10, pero que en los dos casos son mayores de lo normal.La carrera cuenta con dos opciones, una corta, de 550 kilómetros, que termina en la localidad de McGrath y que es la que más aceptación tiene, y que en cierto modo es llevadera. Y la larga, de los citados 1.800, para la que solo se han inscrito en la modalidad a pie seis corredores, dos italianos, dos estadounidenses, un inglés y José Diego.Sobre las ilusiones y objetivos que se ha fijado para este año, el aventurero cántabro afincado en Huesca comentaba que “el objetivo sigue siendo el mismo, llegar a Nome en menos de treinta días. En esta prueba no cabe la mentalidad de competir o llegar el primero, sino que te tienes que centrar en acabar, sin otra presión. Además conozco a varios de los que van a hacerla este año y todos más o menos piensan como yo”.
CON LA EXPERIENCIA EN LA MOCHILA
Su segunda experiencia en Alaska va a ser un arma de doble filo en este caso, según reconoce, “no voy de nuevas y hay cosas que ya sé, sobre todo de logística y de conocer el terreno por dónde me voy a mover, o cómo plantear en los meses previos el entrenamiento más idóneo, pero en cierto modo también me quita un poco las ganas. Cada vez que recuerdo lo mal que lo pasé el año pasado, los dolores en el pie, las horas de caminata a ritmo muy lento, me supone un quebradero de cabeza, un motivo para no ir, pero al final ha podido más el querer terminarla”.La intensa preparación de las últimas semanas se ha traducido en varias contracturas, y una escalada en hielo hace pocos días, en la que le cayó un bloque en la pierna, en una fisura en el radio, pero a esto responde que “no me imposibilita para hacer la marcha”.En conclusión, que espera volver dentro de un mes de Alaska a España “con la sensación de que he podido disfrutar del camino y de los paisajes de aquella zona. El año pasado no disfrutaba andando por los dolores en el pie y cuando paraba tampoco porque me preocupaba el tener que volver a andar y que los dolores se reprodujeran. Fue un sufrimiento físico pero sobre todo psicológico muy grande”.

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