Un buen momento para retomar este
post que publico Isabel Macias en 2016 y que desgraciadamente sigue siendo
actual. El doping es una lacra que siempre ha estado aqui y que por desgracia
seguirá estando. Es inevitable. Pero sí es bueno destapar a los tramposos y que
el peso de las sanciones caiga sobre ellos. Y que sean conscientes de que estas
acciones estan haciendo mucho daño a compañeros e incluso a amigos suyos.
Directa e indirectamente.
Isabel Macias es una de las
mejores deportistas que ha dado el atletismo español en la última década.
Campeona de Europa de 1500 m
en el 2013 es también entrenadora de atletismo, Diplomada en Magisterio de
Educación Física, de Educación Infantil y Graduada en periodismo.
Esto es lo que escribió:
Quizá hayas empezado a leer este post pensando
que ibas a encontrar otro contenido, pero no… si esperabas conocer lo que
cuesta doparse en nuestro país, quizá tendrías que buscar en perfiles de otros
atletas. Es este caso, voy a mostrar lo que el dopaje nos cuesta a aquellos que
no empleamos prácticas ilegales para alcanzar nuestros resultados.
La verdad es que me da un poco de pena este
contenido (bueno, mucho). Primero, porque quería preparar uno con un carácter
mucho más positivo sobre el cambio que ha existido en nuestro deporte con la
nueva presidencia del mismo. Segundo, porque preparando el contenido me he dado
cuenta de una cruda realidad que me imaginaba, pero que al materializar duele
más. Y es que elaborar periodísticamente esta entrada, me ha enseñado con
hechos y cantidades concretas, parte de lo que me han robado los dopados.
Siempre hablando del tema material, porque lo incuantificable no está pagado.
Así que en estos días que tanta demagogia
escuchamos, que tantas lecciones de moralidad son impartidas por maestros que
mucho tienen que aprender, voy a dar una máster class de
economía, y eso que soy de letras.
He preparado una pequeña tabla donde queda
bastante detallado todo ese robo a ‘mano armada’, pero antes de pasar a ella os
explico un poco más.
BECAS Y PREMIOS:
Por una parte, los atletas en competiciones
internacionales podemos optar a unas becas por resultados en las mismas. Estas
becas se cobran trimestralmente y tienen una duración total de 18 meses (pueden
ser renovadas y/o mejoras por resultados posteriores). Desde 2013, estas
becas están sujetas a la obtención de porcentajes, tienes garantizado el 65% y
el otro 35% te lo tienes que ir ganando por méritos. Os explico todo esto,
porque se ha tenido en cuenta para el cálculo de la cifra de pérdida, para no
inflar datos sino mostrar las diferencias reales de pérdidas. Por ejemplo, se
verá que la cifra final es menor de lo pensado, y es porque es la diferencia de
un trimestre de la cuantía de la beca que hubiera correspondido.
Además, los puestos de finalista tienen en muchas
ocasiones un premio puntual, que suele tener destinado el 25% al entrenador,
cifra que habría que añadir en el supuesto.
Para cuando se dediquen a dar charlas de
moralidad, oportunidades y un largo etcétera de sus bondades como personas,
esta es la gran realidad de sus actos. Desde marzo de 2011 a junio de 2013 esta es
la cantidad real que a mí, Isabel Macías, se me ha robado.
Esta cifra además, podría ser más, porque en el caso de Estambul 2012, hay dos
atletas de esa final que anteriormente ya habían cumplido una sanción de dos
años cada una (así que a la cifra final deberíamos sumarle casi 8.000€ más).
En esta tabla he querido ser pulcra, y en los
casos que he nombra como ‘puesto moral’ solo he tenido en cuenta hechos reales
de implicaciones en dopaje anteriores y/o posteriores, así que no he entrado a
valoraciones de ‘sospechosos’ (que en alguna final, puede que me quede sola… me
río por no llorar). Por ejemplo, las dos atletas rusas de Paris 2011 han sido
sancionadas desde ese verano y no desde ese campeonato.
LO INTANGIBLE
Más allá de los más esos 30.000€ totales (en año
olímpico me hubiera correspondido Beca ADO D5 mínimo), existe el caché que
hubiera sumado en cada una de las 15 carreras aproximadas que compito
contratada cada temporada, durante esos dos años.
Pero aquí quería enseñaros eso, lo cuantificable,
porque lo intangible no me lo devuelve nadie, y ese dinero tampoco.
Quién me devuelve la seguridad y confianza en
competición que otorga el haberme subido, al menos, una vez más en un pódium,
el orgullo de ganar una Copa de Europa dando la máxima puntuación para mi país
y mi equipo. El demostrarme que ese sentimiento de que me he merecido estar más
arriba, era real y no un imaginario que yo había aumentado por confianza en mí
misma.
Quién me quita el sufrimiento y dudas que he
vivido después de cada final que sentía que era un fracaso, porque yo así lo
sufría. Mi objetivo nunca era solo llegar a la final, era más… y aquellos
compañeros o servicios médicos de la RFEA que me han visto sumida en un ataque
de ansiedad o un mar de lágrimas, lo saben.
¿Pero sabéis que he ganado? El ser conocedora de
que no me equivocaba, que lo que sentía era real y que tengo la tranquilidad de
que si alguna vez no dormía después era por la pena, no por miedo a que me
pillen en el control antidoping.
Ahora veo esta carrera, que es una de mis
favoritas, y me reafirmo. La carrera que mejor he corrido tácticamente, la que
mejor gestioné mentalmente, la que más fuerte llegué al final… Si, me merecía
ganar.
Estos son parte de sus daños colaterales, su afán de
triunfar fuera de la legalidad. A mí también me hubiese venido muy bien ese
dinero, y me vendría…pero yo jamás lo voy a recuperar. ¿Sabéis lo peor?
Que ellos nunca lo devolverán.
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