martes, 3 de abril de 2012

UNA VUELTA POR LA GUARGUERA


Duración haciendo fotografía y paradas largas: 9 horas 54m. Sin paradas 6 horas
Tipo: CXM y BTT
Distancia: 60 km.
Desnivel: 2.000 mts.
Osados participantes:
CXM: Saioa, Alvaro, Roberto, Miguel Angel, Martín y Javier
BTT: Chus y Ramón.

INTRODUCION:
“A Guarguera, valle del río Guarga, está situada entre las sierras del Portiello y Picardiello (1.348m.) al norte, que lo separan del río Basa, y las de Belarra (1.467m.) y Aineto al Sur; al esta está la divisoria de aguas con el Ara, ya en el Sobrarbe. Lo cruza la carretera que va desde el puente del Guarga a Boltaña pasando por el puerto del Serrablo.
Esta es una ruta tanto para correr como para andar ( en varias etapas, a con apoyo de coche), incluso con alguna variante y algún porteo para  BTT. Con ganas de vivir una “aventurilla”, decidimos hacer este entreno sin más pretensión que disfrutar del paisaje y ver una serie de pueblos abandonados en los años 50, 60 y 70 del pasado siglo por las circunstancias que se dieron en su tiempo, de malas comunicaciones, industrialización de Sabiñánigo y otras localidades (Huesca, Barcelona, Zaragoza etcc.), pueblos de colonización, características culturales (heredaba el primogénito, y el tión se quedaba a trabajar sin sueldo), y sobre todo las expropiaciones para repoblar de pinos estas sierras, auténticas “teas” en caso de incendio etc… Los pueblos cercanos a la carretera general y con comunicaciones se han rehabilitado a tiempo, casi siempre como segunda vivienda, otros han caído sus muros hasta quedar completamente invadidos por la vegetación, es el caso de Bescos de Guarga, y Fenillosa. Algunos se están repoblando como Aineto y Solanilla, y otros nunca llegaron a despoblarse del todo, es el caso de Ceresola, Gesera, etc…
El Patrimonio Forestal del Estado se hizo cargo de buena parte de los montes, con su pueblos incluídos, tras finalizar la guerra civil, y se fueron despoblando desde los años 50 a los 60 del pasado siglo.

LA RUTA
Aparcamos al inicio de la pista que lleva a Belarra, y partimos hacia el sur, siguiendo la pista que se bifurca al poco tiempo, la buena, derecha, lleva a las obras de la autovía, la de la izquierda y no tan buena, pero buena, a Belarra. También se puede llegar a Belarra desde mitad puerto de Monrepós por otra pista, que sale a la derecha. Desde Belarra, y en la primera curva que nos adentraba en el pueblo, mirando hacia el este, una señal y senda vestida nos baja al barranco para llevarnos en ligera subida a un collado que se ve al fondo, la plana de Yéspola. La ruta que vamos a hacer está generalmente marcada, pero necesita una remarcación. Pero sin barandillas, sin puentes tibetanos, sin escaleras, sin ascensores, me conformo con un poquico de pintura y algún mojón. Podrían rebajar un poco los presupuestos de Vadiello, y Peiró, y resto de la Sierra de Guara, y con esos “restos”, remarcar la Guarguera, sin hacer escaleras ni pasos automáticos. Gracias. Salimos por la carretera y seguimos las marcas, una senda pegada a la carretera nos llevará enseguida a Grasa, un parroquiano nos indica el inicio de la senda de Gesera, yendo por la calle principal y antes de llegar a la última casa, sale hacia el este la senda recientemente limpiada por los “de Sabiñánigo”, en Gesera también preguntamos donde sale la senda, otro parroquiano nos indica que sale después de una fuente, de la que no mana agua, una marca está en una pared, difícil de encontrar, sobre todo porque está poco marcada, que es lo que nos pasará en general en esta ruta. De San Esteban salimos por la pista, y tras pasar el collado, al poco rato vemos la torre de la Iglesia de Lasaosa, enseguida vemos los mojones y los seguimos, algunas veces dudamos, pero esto no lo volveré a repetir, pues pasará durante aproximadamente las nueve horitas que nos pegamos. La aventurilla a ratos se convierte en aventura. De Lasaosa, por la carretera hacia Nocito, recién asfaltada, y poco antes del collado sale una pista, aunque se ven dos, hay que coger la buena, la de la derecha, sin más, y corriendo sin parar se llega primero a Solanilla (una pareja que está trabajando arreglando la casa, con dos niños, nos da agua fresca, se agracede, al poco llega una joven descalza, Chus ni se da cuenta que va descalza, nos indican que lo están volviendo a habitar 3 nuevas familias y dos solteros) y luego siguiendo la pista que hemos dejado y con un pequeño alcuerce por senda después del inicio de la bajada cuando ya se ve Aineto, llegamos a este pueblo habitado ya hace bastantes años, viven unas 40 personas, entre adultos y niños, el último de 15 días. ¡Qué merito tienen volver a habitar estos pueblos abandonados! ¡Son gentes para admirar!. Aquí comemos, bebemos unas maravillosas cervezas y rechazamos la ensalada de col (qué desagradecidos somos, es broma no lo comemos porque como estamos corriendo no queremos que la col nos de vueltas por el estómago, a Martín sin comerla le dieron vueltas, esto según lo contó el). Tanto Solanilla como Aineto se están  repoblando de valientes desencantados de las grandes urbes. Gente que la verdad, son buena gente, se portaron con nosotros muy bien. Ya por la carretera recién asfaltada y con la compañía de un “Ainetano”, bajamos hasta el Molino Escartín, y pasada la fuente, es tiempo de sequía, 4 gotas manan.Ya sin compañía, cogemos la pista, recién arreglada que nos llevará a Bescos de Guarga. Ya hemos cambiado de sentido y de zona, hemos pasado de la “umbría” a la Solana, y de sentido Oeste-Este, a sentido Este-Oeste. En Bescos no entramos pues la vegetación es impenetrable, nos conformamos de ver los restos de sus muros, que es lo que queda del pueblo en lo alto de la Roca. De aquí seguimos una pista llana, luego senda, y tras ver unos mojones que bajaban, dudamos si sería por allí, seguimos por la senda que no lleva a ninguna parte. Las vistas desde aquí son selváticas, parece que es un barranco inaccesible. La verdad es que hay que echarle valor para cruzarlos e ir en Bici, andando también asusta. Como la consigna es ir por las marcas, volvemos sobre nuestros pasos y seguimos los mojones, enseguida vemos las marcas de Pr en piedras y árboles, nos bajan al fondo del barrando para luego subirlo. Los dos compañeros de la BTT, dudan, Ramón se da la vuelta (pues su tobillo, y acierta, le está diciendo que hasta aquí hemos llegado), y Chus, que tiene el tobillo bien, sigue, acertaría también, pues de aquí en adelante, ya sería todo pistas, en mejores y peores condiciones pero al fin y al cabo pistas. Tras salir del barranco se aparece el cielo, una buena pista, pasaremos cerca de Fenillosa, otro de los pueblos a los que no se puede entrar, la vegetación lo inunda todo. Seguimos la pista, luego aparece alguna mejor, y al final una pista de primera calidad, bajada al fondo, y subida a Ceresola. Sorpresa tenemos mas espectadores que en la llegada de alguna Ultra, algunos de sus moradores son deportistas de élite (BTT, 100 km. llanos etc…), nos ofrecen amablemente agua, y sorpresa “barritas energéticas”. La verdad que hay buena gente por estos lares. Nos acompañan en BTT, por la pista que sale de detrás de la Iglesia hasta Sandias, y luego hasta poco antes del collado de Santo Tornil (punto más alto de la ultra maratón), donde se quedan a limpiar de maderos y ramas la GR que lleva a Yebra de Basa. En un collado donde vemos Abenilla, nos separamos en dos grupos, después de habernos metido en el bosque hacia ninguna parte, el primero sale a la brava por la senda que marca el ganado, arriesgando de quedarse embarrancados, pero al final sale bien y llegamos a Abenilla sin ningún problema, aconsejable bajar por aquí si se quiere ir a Abenilla, este pueblo ha sido el último en deshabitarse, ruina absoluta, y algún que otro colchón por la calle. El Otro grupo sigue por la pista, nos juntamos enseguida en la pista que baja hacia la carretera. Ya todo por bajada, sin visitar Ordovés, pues no queremos que se nos haga de noche, pues por fuerzas que no quede, y además tenemos el coche de Ramón para en caso de problemas subirnos de uno en uno, seguimos por la carretera asfaltada, y ya desde la carretera de la Guarguera al coche. Todos contentos y un “poco” cansados, cada uno para su casita que “s’ha feito de nuey” .
  
Pequeña reseña de lo visto:
Belarra, Yéspola, Grasa, Gesera, San Esteban, Lasaosa, Solanilla, Aineto, Molino Escartín, Bescos de Guarga, Fenillosa, Ceresola, Sandias, Abenilla.
Iglesias y casas de estas localidades. Fuentes, bordas, eras y un sin fin de barrancos y colladitos, así como pequeñas esculturas de metal en sandias


Resumen de lo visto.
  
Belarra (según Saioa quiere decir yerba)

Está enclavado en una ligera vaguada, junto al barranco procedente de la sierra de Belarra, a 840 m de altitud.  Aparece por primera vez documentado en 1054. A finales del siglo XV, contaba con 4 fuegos, y mediado el XIX, con 6 casas y 54 almas. Actualmente está censado un habitante.
Todo el caserío se articula en torno a una calle que culmina en una placeta irregular. Dentro de su arquitectura popular destacan las puertas de entrada adinteladas en casa Buesa y casa Navarro y una adovelada de medio punto en casa Fabián, todas del XIX. Existe también un buen número de ventanas, muy bien labradas, de los siglos XVIII y XIX, en casa Buesa, casa Fabián y casa Simón, muchas de ellas enmarcadas con mortero de cal.

Yéspola

 Sus calles todavía respiran algo de vida cuando esporádicamente las visitan algunos de sus antiguos moradores.
Sus fachadas presentan un buen estado de conservación mostrándonos portadas doveladas, trabajadas balconadas y varias chimeneas troncocónicas, elemento clave dentro de las construcciones del Serrablo.

Pero el inmueble a destacar es la torre defensiva del siglo XVI propiedad de la familia Villacampa de Laguarta, tal y como reza en inscripciones dispersas por diferentes sillares. Sus macizos muros se abren con pequeñas pero numerosas aspilleras defensivas.
A ello debemos unirle las bonitas bordas situadas a las afueras con sus hornos de pan, una curiosa herrería y la Iglesia parroquial del siglo XVIII con una nave, testero recto y sencilla espadaña a los pies con funciones de torre.

Grasa

Sobre un relieve accidentado se levantan los perfiles de Grasa. Pequeño pueblo que nos ofrece edificaciones que responden a las premisas de la arquitectura tradicional de la zona. Destacan algunas edificaciones como la "Casa Otín", construida en el siglo XVII, fechada con un bello hueco relieve incluido en un vano con forma de arco conopial.
Rompiendo la estructura de vivienda aparece la Iglesia parroquial levantada en el siglo XVIII al igual que la mayoría de las repartidas por el resto de localidades colindantes. Presenta una nave con cubierta abovedada con lunetos.
La localidad cuenta con servicio de turismo rural en una de estas viviendas tradicionales.

Gésera
 
El pueblo está formado por una docena de viviendas que conforman don barrios bien definidos. Uno compuesto por la "Casa Tejedor", la abadía y la iglesia. Y el segundo por el resto de viviendas.
En este entramado urbano tendremos la oportunidad de contemplar una de las muestras mejor conservadas de arquitectura popular serrablesa. Destacan bonitas puertas adinteladas algunas, y adoveladas otras. Vanos con diversos elementos decorativos como angelotes, animalísticos o geométricos, trabajadas chimeneas troncocónicas, prismáticas y cilíndricas y algún otro elemento como elegantes balconadas en hierro que nos hablan de la riqueza constructiva del lugar.
La edificación mas destacable es la mencionada "Casa Tejedor", presenta una imponente fachada con numerosos balcones y vanos decorados, el acceso fechado se encuentra adintelado, y como remate un magnífico tejado a cuatro aguas del que sobresale un bonito alero con decoración geométrica. Finalmente una trabajada chimenea troncocónica con espantabrujas y una buhardilla cierran este espléndido edificio.
En el centro del pueblo se levanta el pozo, una construcción de planta rectangular con techumbre a dos aguas acompañada de un abrevadero anexo.

Es muy probable que proceda de Gésera el maravilloso frontal de altar románico, realizado en el siglo XIII, dedicado a San Juan Bautista conservado en el Museo de Arte de Cataluña.
  
San Esteban de Guarda

Despoblada población en las inmediaciones de Lasaosa junto al barranco de Corralons en pleno Valle del Guarga.
En el nos encontramos con varias edificaciones como la iglesia, levantada entre finales del siglo XVII y comienzos del XVIII. Cuenta con una nave cerrada con cabecera plana y un abovedamiento con lunetos. A los pies se encuentra el acceso adovelado y la torre que presenta una altura pareja a la nave.
Desde el templo se divisa el resto de edificaciones que completan el núcleo, algunas derruidas y otras como la "Casa Castillo" completamente restaurada y visitada asiduamente por sus antiguos moradores.

Lasaosa

Interesantes construcciones como la de la abadía, así como otras viviendas en las que tenemos una buena muestra de los modos arquitectónicos de esta área oscense como es en la herrería o en los harnales y colmenares.
Su Iglesia parroquial de los siglos XVII y XVIII se asemeja a la estructura imperante en la zona con una sola nave, testero recto y abovedamiento con lunetos.

Solanilla

En plena Guarguera y rodeada de barrancos se encuentra la despoblada localidad de Solanilla.
Sus tres grandes casas que la forman nos aportan algún detalle interesante de la arquitectura tradicional de esta zona meridional del Alto Gállego. Portadas adoveladas o en arquitabre y restos de un bonito hogar son algunos de los elementos que nos dan la bienvenida.
Rodeando estas construcciones aparecen numerosas bordas de entre las que destaca el acceso con doble arcada de medio punto de una de ellas sita junto a la parroquial. Ésta se halla ubicada en una construcción de fines del siglo XVII o comienzos del XVIII, presenta nave rectangular y cabecera recta con una voluminosa torre a los pies.
  
Aineto

A su pies se levanta la Sierra que lleva su nombre.
Localidad que se despobló en la década de los sesenta pero que recuperó la vida posteriormente. Paseando por sus calles contemplamos una buena muestra de arquitectura popular destacando bellas portadas decoradas con relieves y dovelas. Las techumbres nos brindan otra posibilidad de contemplar el típico remate con airosas chimeneas troncocónicas.
Su iglesia presenta una sola nave con testero recto y cubierta de bóveda con lunetos. Actualmente se encuentra en estado ruinoso, aunque conserva todo el encanto de estas edificaciones rurales levantadas con materiales de la zona.
 
Bescos de Guarga

Conocido también como Bescós de Serrablo, tenía 6 casas y en 1850 censaba 20 habitantes. Bescós está situado en lo alto de un peñasco en un terreno muy montañoso, y se accede por pista desde el Molino Escartín. Los habitantes de Bescós se tenían que desplazar una vez por semana a Boltaña a recoger el correo y a comprar todo lo necesario que la tierra les negaba.

Fenillosa

Este pueblo es otro más de los que se abandonó en la década de los 60. Está en ruina muy avanzada y casi total. Los pocos edificios que aún aguantan son inaccesibles por la grandísima cantidad de vegetación que cubren la zona. Sólo queda parte de una borda y la Iglesa.
En el siglo XV tenía 1 fuego y a principios del siglo XVIII tenía 2 fuegos. En 1940 llegó a tener 20 habitantes. Fue en declive hasta ser abandonado cerca de 1960.

 Ceresola

Junto a pico Picardiello, a 1118 m. de altitud se enclava esta pequeña localidad rodeada de un verde manto de vegetación.
Recorriendo sus calles pronto nos damos cuenta que las viviendas siguen los postulados constructivos de la zona serrablesa, destacando algún ejemplo de casa-bloque. La piedra trabajada en sillar es uno de los elementos más utilizados.
La construcción más interesante es la iglesia parroquial románica del siglo XII. Actualmente sin culto, sufrió un grave incendio durante la Guerra Civil. Cuenta con una nave con presbiterio y cabecera semicircular. El ábside conserva un espléndido abovedamiento en forma de cuarto de esfera. Y en su interior se hallaron unas pinturas murales de los siglos XII y XIV formando parte de un Ciclo sobre la Dormición y la Asunción de la Virgen, hoy se encuentran expuestas en el Museo Diocesano de Jaca.
Ceresola se encuentra en un privilegiado lugar desde donde podemos contemplar bellas panorámicas del Valle de Guarga, conocido como la Guarguera.

Sandias

La pequeña aldea de Sandiás tenia un fuego (es decir, una casa) en 1495, del que era titular Martín Arruego, y fue siempre lugar de señorío (es decir, que no era propiedad del Rey), sin rebasar, salvo algún periodo excepcional en los inicios y finales del XVIII, los tres fuegos. Esas tres casas eran: Escartín, Blasco y los de Batanero del Puente, existiendo además una pequeña y bonita Iglesia, construida en el s.XVIII bajo la advocación de San Lorenzo.

El privilegio de Blasco de Sandiás.
Esta historia tiene que ver con la famosa Romería serrablesa a Santa Orosia, ya que Casa Blasco de Sandiás era el representante de los pueblos de la Guarguera en esta Romería.
Yebra de Basa otorgó el siguiente privilegio: Si en los pueblos de la Guarguera una chica soltera tenía un hijo y ella moría, el amo de Casa Blasco de Sandiás tenía que encargarse de que esa criatura no quedase abandonada. Debía procurarle una familia para que lo criase hasta que fuese mayor de edad. Y por si fuera poco, el día de los Reyes Magos, Blasco de Sandiás debía llevarle un obsequio.
Todos los años, el día de Santa Orosia, Blasco de Sandiás pasaba cuenta de sus gastos a los de Yebra y éstos pagaban la factura con los fondos obtenidos durante la veneración de la Cabeza de la Santa (cuyas reliquias son llevadas a dicha ermita en la Romería) en Puerto.
Hay que tener en cuenta que la Guarguera fue una comarca especialmente fecunda en hijos naturales (concebidos fuera del matrimonio). Los padres solían permanecer en el anonimato y quienes sufrían el problema eran las criadas, sirvientas y otras mozas solteras.
 
Abenilla

En plena solana del valle de la Guarguera.
 Localidad que estuvo a punto de despoblarse sino hubiera sido por los actuales moradores que la han mantenido la vida en sus calles. Su estructura urbana no sigue ningún modelo ni orden simplemente se adapta a las irregularidades del terreno. Conserva buenos ejemplos de arquitectura popular en los que se aprecian elegantes fachadas con arquitrabados y arqueados portalones ornados, vanos perfectamente tallados y techumbres rematadas por las típicas chimeneas de la zona con formas troncocónicas. Destacan otras edificaciones como son las enormes bordas y la herrería ubicada en el angosto barranco que cruza la población.
En la parte más baja del pueblo se sitúa la parroquial, obra de los siglos XVIII y XIX, formada por una nave culminada en testero recto con una airosa torre a los pies desde donde podemos divisar bellas panorámicas del Pirineo. A las afueras de la localidad nos abre sus puertas una pequeña ermita dedicada a San Juan, caracterizada por la blancura de sus muros.
A día de hoy está deshabitada.
JAVISA.

3 comentarios:

Martin dijo...

En mi Garmin salieron bastantes más que 1400m de desnivel (2400 o por allí, creo)!

Monrasin dijo...

Martín....¡¡¡cambiate el Garmin!!

VICKY DANIS dijo...
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