miércoles, 16 de abril de 2014

OSAN CROSS MOUNTAIN....EXTREMA.

Somos
como esos viejos árboles

batidos por el viento
que azota desde el mar.

Habíamos quedado unos cuantos (Saioa, Roberto, Martin, Oscar, Alfredo y Javier) en la estación de autobuses de Huesca para partir a Osan. Tras tomar un café, unas cuantas fotos de la salida, y despedirnos de familiares y amigos, partimos a eso de las 21:30, comenzamos a trotar por las calles de Huesca, Calle Zaragoza, Porches de Galicia, Coso Bajo, Paseo Ramón y Cajal, Calle Valencia, San Vicente de Paúl y División 52, un par de rotondas en la zona industrial, y ya camino de Osan. De momento como la luna alumbra bastante no nos ponemos lo frontales porque se ve muy bien.
Tomamos la pista, un cartel envía por la calzada Romana, nosotros cogemos la que sale en subida hacía el oeste, sin cartel, y que nos llevará hasta la cuesta, llamada por los que la conocemos de ir en BTT, la revientachulos. Vamos corriendo todo, pero en la revientachulos comenzamos a andar, excepto Oscar que tiene ganas de subir las pulsaciones, tiene unos fuertes desniveles, y esta con mucha gravilla. Me acuerdo de las subidas en bici, desde Huesca, cuando se quiere intentar, suelo venir despacio para reservar todas las fuerzas. Aun así, unas veces se puede subir y otras hechas pie a tierra. Luego viene el circo, intentas subirte, pero no puedes, es prácticamente imposible, la rueda de atrás patina, y otra vez al suelo, lo intentas varias veces, al final desistes, el agotamiento te ha vencido. Yo he visto a alguno apajarado, medio vomitando por intentar subirla montado.
La mirada hacía atrás es preciosa, se ven las luces de Huesca, y pueblos de alrededor, hemos ganado algo de altura, pues la pista va subiendo poco a poco ya desde Huesca. Tenemos una buena noche, una buena luna que nos alumbra bastante. La luna esta casi llena (al 59,58%), (Tras la luna nueva, la parte iluminada va creciendo a lo largo de otros 14 días, hasta que se alcanza de nuevo la luna llena. La luna creciente representa la luz, el crecimiento y la regeneración. A medida que la luna crece también lo hacen los organismos. En sus comienzos esta luna da más energía y predisposición a actuar, también hay mayor receptividad).
El cielo está completamente estrellado, nos encanta mirarlo de vez en cuando. Lejos de las luces de la ciudad, el cielo estrellado es un bello espectáculo. Por cierto, símbolo del Islam. Tras finalizar la subida, llegamos a una carretera ancha y buena, pero sin circulación. Es la que lleva al nuevo pantano de Montearagón. La seguimos quinientos metros hacia el norte, para cruzarnos con la que lleva de Huesca a la localidad de Fornillos. La cruzamos y cogemos la pista que por el “saso” nos llevará ya completamente por llano hasta la carretera de Huesca a Apies. En este saso la vegetación arbórea es de pino de repoblación y carrascas. Tras llegar a la carretera de Apies, la seguimos durante unos doscientos metros, y nos metemos por una pista que sale al lado de una granja hacía el oeste, y luego en una bifurcación nos vamos hacía el norte, es un pedazo de la cabañera. Ya en bajada, se llega a la localidad de Apies (situado sobre una colina, a 640 metros de altura, con una cruz de término del s. XVIII al inicio de la bajada al pueblo). Nos paramos en la plaza de la Iglesia (Es iglesia de nave única destacando de ella enseguida la portada, de seis arquivoltas apeadas en capiteles con motivos geométricos y con un curioso efecto proporcionado por sus dovelas almohadilladas. La más exterior de las arquivoltas tiene forma de zig-zag. También le confiere personalidad los modernos contrafuertes, grandes y rematados a dos aguas en la zona absidal. Está dedicada a San Félix) a tomar un bocadillo de carne de membrillo, una barrita energética y beber algo de agua para pasar un polvorón que se atasca. No es buen idea llevar polvorones. Está adornada con un bonito jardín con flores, hoy hay un coche aparcado en la puerta de la Iglesia. Curioso espectáculo, solo faltaría que abrieran la puerta y lo aparcaran dentro, increible pero cierto. Apies tiene unos 80 habitantes censados. Pero esta noche no vemos a ninguno, son alrededor de la doce, y la gente debe de estar encerrada en sus casas. Tampoco vemos ningún perro. Soledad absoluta, en el único pueblo habitado de los que vamos a pasar. Por lo menos tiene luces. De aquí en adelante y hasta la zona de la Guarguera, la luz artificial la pondremos nosotros, la natural, las estrellas.

Somos
como la humilde adoba
que cubre contra el tiempo
la sombra del hogar.

De Apies seguimos uno 500m. la carretera para ir a coger la cabañera que sale hacia el norte, es la primera pista que nos cruzamos en la carretera. No tiene pérdida si te fijas, hay mojones de vez en cuando. El año pasado fuimos por las faldas del Salto de Roldán, pero está tan vestido y hay que ir por encima del coscojo en algunos tramos sin senda, que hemos decidido hacer estar variación aunque tengamos que recorrer 3 km. de carreterilla local, y en la parte final pista asfaltada. Una vez en el collado de San Miguel, Salto de Roldán, tomamos la pista que va al Pantano de Belsué. Paramos un momento a comer algún que otro fruto seco, y plátano, y como a hacer frío, nos ponemos algo de ropa.. Todavía me quedará el chubasquero para cuando siga bajando la temperatura. Alfredo, que está hecho de otra pasta, hará toda la Ultra en pantalón corto y camiseta de manga corta, solamente en las paradas se pondrá el chubasquero, pero al comenzar a trotar, se lo quitará.  Increible e impresionante. Yo acojonado de verlo, y el resto también. Hasta aquí hemos venido con la luz de la Luna, ahora como nos tenemos que meter por el bosque, nos colocamos los frontales.

Parece ser que Roldán se encontraba en huída de Saraqusta, cuya conquista había fracasado, cabalgando raudo hacia su Francia natal. La persecución estaba siendo ardua y agotadora, y el noble galo se veía amenazado por varios flancos. El acoso provocó que el caballero buscara una salida ascendiendo por la peña de Amán, que termina en un cortado cuya foz recorre el río Flumen. Roldán tiró con fuerza de las riendas, deteniendo el corcel justo al borde del precipicio. Los perseguidores, seguros de haber dado caza a su presa, hicieron cabriolas con sus caballos y dieron mandobles al aire antes de acercarse al héroe francés. Éste, para sorpresa de aquellos que le acorralaban, picó las espuelas y se lanzó al vacío. Ante los ojos de sus perseguidores, el corcel dio un salto tan prodigioso que, en lugar de precipitarse al fondo del cortado, consiguió llegar al otro extremo, estampando sus huellas, todavía visibles según algunos, sobre la peña de San Miguel.

Seguimos la pista hacia el norte, pronto llegamos al mirador del Salto Roldán, lo dejamos a la derecha, y seguimos la pista pegada al mismo, hay otra pista a la izquierda de ésta que te lleva hasta el Refugio de Belsue, de Peña Guara  y al embalse de Belsue. La seguimos unos 300 metros, a la izquierda sale una senda recientemente limpiada que lleva al Dolmen de Belsue o la Piatra. Sube al inicio un poco, pero enseguida baja, y va por un bosque de pinos precioso, y por zona norte, húmeda. Cruzamos dos barrancos que bajan con mucha agua y llenamos los botellines de agua. Pasamos junto a una caseta de pastores bastante deteriorada. Y siguiendo la senda sin ningún problema y tras cruzar otro barranco seco, nos vamos acercando a un collado donde está el Dolmen de Belsue.  Hay que separarse del camino unos 30 metros. Lo visitamos. Volvemos sobre nuestros pasos y seguimos una pista hacía el norte, a los 100 metros en dirección este sale el camino al embalse de Belsue, está recién limpiado. Lo seguimos y va llaneando y bajando, con algún leve repecho.
Conforme nos acercamos al embalse se oye cada vez mas el estruendo de alguna cascada del río Flumen. Pasamos por una carbonera (lugar donde hacían carbón vegetal hace unos años. Este oficio de carbonero ya ha desaparecido). Nos miramos las siluetas al fondo sur del Salto de Roldan, a lo lejos se ven unas pocas y pequeñas luces, suponemos que es Apies.
A partir de aquí la oscuridad absoluta hasta que lleguemos al valle de la Guarguera, unas cuantas horas. Ninguna referencia luminosa. Llegamos primero al Embalse de Cienfuens, a la izquierda los acantilados del mismo nombre. Porque lo dicen los mapas, pues no los vemos. Y hablando de mapas, se nos ha quedado en casa. Mejor, así no se estropearán. Al llegar al embalse, que es estrecho y largo, aparece una pista con varios túneles.
Enseguida llegamos al embalse de Belsue, cruzamos por su presa, y seguimos la senda sale hacía el norte, y sin pérdida nos lleva hasta el puente de Luxera. Lo cruzamos, llegamos a la carretera del Túnel de la Manzanera a Nocito, aquí Martín duda para donde ir, pero enseguida lo sacamos de dudas, la seguimos hacía el norte, y enseguida tomamos una senda que nos llevará hasta Luxera. Aquí nos pinchamos un poquillo, está bastante vestido.
Lo seguimos y enseguida llegamos al Pueblo de Luxera, muy bien adecentado. Aquí, resguardado por la Iglesia y sentados en el banco de piedra tomamos otro bocadillo, que ya llevamos unas cuantas horas gastando energía. Y ya por senda que sale al norte, encaminamos nuestros pasos hasta Ibirque. 
Tanto Luxera como Ibirque llevan abandonados desde los años 60. Luxera todavía tiene alguna casa en pie, pero Ibirque está totalmente derruido. En su tiempo usaban las casas y la iglesia para encerrar el ganado, generalmente vacuno. Tras cruzar un barranco estamos cerca de Ibirque, pero como no hay ninguna luz, no tenemos referencias, tras cruzarlo la nada, por lo que seguimos río arriba para ver si nos cruzamos el buen camino, enseguida damos con él, senda buena con las paredes del camino de Ibirque. En la Iglesia de Ibirque tomamos el otro tentempié.
Salimos enseguida para que no se nos apodere el frío, que notamos todos en nuestro cuerpo, menos uno. Comenzamos a correr por la pista que sale al norte. Con marcas de la GR 16, que se supone que es la que no debemos perder, pues nos llevaría a Biescas, pero la GR 16 está totalmente abandonada, queda algún mojón, señales pintadas en los árboles que escasamente se ven, y zonas muy cambiadas como la zona de pista que sale desde Castiello de Guarga a Osan, antes era senda ahora un ancha pista. Cruzamos una pista y subimos durante 10 minutos. Aquí comienza la bajada a la Guarguera.

Somos
igual que nuestra tierra
suaves como la arcilla
duros del roquedal.

Comenzamos la bajada hasta Gesera, en plena Guarguera (valle cruzado por el río Guarga, y zona prácticamente despoblada, solamente queda algún lugareño que se resiste al abandono, con la excepción de los pueblos rehabilitados de Aineto y otro cuyo nombre de momento no me acuerdo). Este descenso es una trialera clásica de BTT y nos perdemos un par e veces, por lo que decido ponerme el frontal de 850 lúmenes, a partir de este momento ya no nos perderemos más. Aunque dada la situación de la pista, alguna vez si que dudamos.
Sin más contratiempos llegamos a Gesera tras mojarnos los pies en un campo de cereales. Pueblo en plena Guarguera, deshabitado, pero no abandonado. Sus casas están en pie. Hay varios coches. Luego hay gente durmiendo, que por supuesto no aparece, y los perros ladrando, se habrán asustado al oírnos.
Tomamos otro tentempié y a correr tocan. Salimos del pueblo por la carretera, que a su vez es GR16, son un par de kilómetros que se hacen pesados, muy pesados.
Cruzamos el puente sobre el Guarga, y al otro lado sale una desdibujada senda marcada con algún mojón y marcas de GR, dudamos varias veces, pero sin pérdida llegamos a  la carretera asfaltada. Y así por la carrera asfaltada, hace cuatro días pista, llegamos al pueblo de Castiello de Guarga. Este pueblo está habitado según el censo del 2009, tiene 3 habitantes. El año pasado lo visité para inspeccionar la ruta desde Gesera a Osan vi a 2. Me informaron amablemente por donde iba la GR, pues al llegar al pueblo ví la última marca y no se puede cruzar pues la zona de la plaza y la Iglesia están valladas y siendo usadas como cuadras para el ganado. Solamente están en pie las dos casas al oeste donde viven y una nave para los tractores y la maquinaria agrícola, el resto está en ruina. Su iglesia también.
Hay que cruzar por un campo de la parte baja del pueblo al norte, hasta que se llega a una buena pista. Esta pista para camiones, era y es la GR, aunque ahora sin apenas marcas y sin senda, solo pista.  Que es ancha, con buen firme, por lo que se puede correr bastante.
A partir de aquí ya no tendremos ningún problema de orientación, es zona bien marcada y conocida de del año pasado. Tras un gran trecho de pista, que va subiendo y llaneando, se llega a una bifurcación, y seguimos la principal, la de la izquierda subiendo, Tras otro tramo de pista bastante largo y en el que en las subidas fuertes andamos, llegamos al cartel indicador de recorridos (Abenilla, Castiello de Guarga, Sandias y Ceresola, Yebra de Basa), bastantes flechas en diferentes direcciones.
Aquí paramos a tomar el último tentempié completo (bocadillo,  plátano al que le queda, frutos secos etc…) antes de llegar a Osan. Ya prácticamente es todo bajada hasta el puente del río Basa tras pasar Allue.
Comenzamos la bajada en dirección este por la ancha pista, los postes indicadores nos llevan por ella. La bajada es rápida hasta un collado, donde vuelve a haber carteles indicadores, tomamos el camino de Yebra, otro sube por la pista hacia Sandias. Alfredo quería hacer un alcuerce en la pista, le digo que no, que si no igual nos saltamos el inicio del camino a Allué.
Efectivamente, si hubiéramos alcorzado nos habríamos saltado las señales y podríamos haber aparecido en Sandias, pero hoy no tacaba esta ruta. ¡Qué no es por allí!
Este camino comienza por un bosque de pinos recién limpiado. Enseguida llegamos a cruzarnos con un barranco en el que paramos a llenar los botes de agua y a beber.
Continuamos bajando, y una nueva bifurcación de caminos  antes de un barranco, el de la derecha va a Yebra de Basa, el de la izquierda que cruza el barranco a Allué. Este es el que tomamos, tras alguna pequeña subida y bajada, se llega al refugio derruido de San Antón, donde hay una pista con carteles que indican a Abenilla, Yebra de Basa y Allué. Seguimos este último, que en fuerte bajada nos lleva a cruzar un barranco y luego tras una breve subida empalma con la PR que viene de Sabiñánigo.
Ya se divisa a lo “cerca el pueblo”. En los aledaños del pueblo ha habido unos pequeños desprendimientos, por lo que el paso de la GR se complica y tenemos que hacer pinganetas para adentrarnos en el pueblo.
No vemos a nadie por lo que seguimos por la pista hasta el puente que cruza el río Basa. La senda a Ossan cruza por un túnel, debajo de la carretera de Sabiñánigo a Yebra de Basa y va por la izquierda de una Nave, subiendo por un barranquillo seco. Siguiendo los mojones llegamos a la carretera de Osan. Enseguida cruzamos el puente,  subimos por una senda vertical a coger una pista, y llegamos a la carpa tras haber recorrido 66km. y 2.300 metros de desnivel acumulados positivos, en 10h. 50m. Ramón nos hace unas fotos, Samuel nos trae unas cocacolas y rosquillas y Mari cruz unos frutos secos, todo se agradece. Saludamos a los conocidos y vamos a coger el dorsal y cambiarnos de camiseta para iniciar la salida de la carrera “Osan Cross Mountain”, 17km. y 1.000m. positivos., gracias. Pero esto ya es otra historia.

Estamos contentos de haber finalizado bien esta pequeña aventura. Cansados pero hemos llevado un buen ritmo que nos permite hacer la carrera. Nos la vamos a tomar de relax, o como podemos, saliendo a la cola del pelotón.
Ganadores: Saioa Ortiz, Martin Scofield, Alfredo Gil, Roberto Rodrigo, Oscar Plasín y Javier Sanagustín.
Javisa

Somos
como esos viejos árboles.

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