El pasado mes de agosto Seb
Montaz Rosset, Jordi Tosas, Vivian Bruchez y yo iniciamos la expedición para
afrontar la ascensión al Everest. El objetivo: intentar establecer una nueva
marca saliendo desde el monasterio de Rombuk, subir a la cima por la cara norte
y volver a bajar. Un reto que no pudimos completar, pero que nos ha permitido
aprender sobre la montaña y el alpinismo.
Cuatro años después de emprender el
proyecto de Summits of My Life, que nos ha llevado a subir el Montblanc, el
Elbrus, el Cervino y el Aconcagua, seguimos con la ilusión de completar este
apasionante reto con el Everest.

El día 7 de agosto llegábamos a Katmandú.
Teníamos fecha de ida, pero no de vuelta, aunque el objetivo era hacer cumbre
en unas cuatro o seis semanas. Todo dependería de nuestra aclimatación y de las
condiciones que nos encontraríamos en la montaña, pero las sensaciones eran
buenas. Teníamos ilusión y ganas de empezar el reto. Después de unas semanas de
preparación en altura en los Alpes, volamos hacia Katmandú. La idea era ir
directamente hacia Rombuk y el Campo Base, pero algunos problemas burocráticos
provocaron que no llegáramos al Tíbet hasta el día 16 de agosto.
Antes de viajar al Tíbet
aprovechamos estos días para no perder la aclimatación yendo al Langtang y, de
paso, ver cómo iban las tareas de reconstrucción del valle después del terremoto
del año pasado.

Después de un largo viaje hacia Tíbet,
el 19 de agosto llegamos finalmente a Rombuk, donde la carretera termina, justo
delante de la cara Norte del Everest. El camino para llegar hasta aquí fue
largo, pero la recompensa valió la pena: la montaña desde esta cara se presenta
como una perfecta pirámide blanca con franjas de roca que la atraviesan.
Pasamos dos días en Rombuk
aprovechando para subir alguna cumbre de 6500m. El día 22 subimos hasta el
Campo Base Avanzado (ABC) con 12 yaks, Sitarm –el cocinero nepalí de la
agencia- y Namste, el “kitchen boy” tibetano. El estado de las morrenas no
permitió que los yaks llegaran a la ABC, conocido como Zombi Campo y situado a
6500 m. Finalmente, nos dejaron en la morrena, en un punto situado a 6000 m y a
5 km de la ABC, donde montamos las tiendas e instalamos lo que sería nuestro
campamento para la expedición.

Al cabo de dos días, el 31 de
agosto, decidimos hacer un último día de aclimatación buscando los 8000-8200m.
Esta vez, salimos con Seb y Jordi a las 3 de la mañana del campamento por la
morrena y a las 6 atacamos por la cara NNE. Decidimos subir por una nueva ruta
a la derecha de la cara en un espolón y canal situado a la derecha de la vía
rusa y saliendo a 7900m a la derecha de los pináculos. La progresión era buena,
las condiciones de hielo y nieve perfectas, con inclinaciones medias de 55
grados y algunas travesías o pasos en hielo. A las 12 del mediodía, en 7600m,
hubo un cambio de tiempo inesperado. Comenzó una fuerte nevada, y con ella un riesgo
alto de aludes.
Tras este intento, bajamos unos días
a Rombuk para descansar y esperar a que volviera la estabilidad y el buen
tiempo. Queríamos intentar la cima, ya que las sensaciones eran muy buenas.

Analizamos la situación y vimos
que durante esos días la montaña se había cargado de mucha nieve y el viento
había formado grandes placas, no sólo en la cara NNE, sino también a la arista.
Teniendo en cuanta esta situación, vimos que tenían que cambiar mucho las cosas
para poder hacer un ataque a la cima con seguridad y tuvimos que posponer el
reto de subir al Everest, ya que hacer un ataque rápido significaba exponerse a
un accidente. Las condiciones meteorológicas no eran propias. Teníamos que
esperar a que entrara viento y limpiara la nieve, además de esperar que el
tiempo se estabilizar para poder hacer el ataque de manera segura. Esto
implicaba esperar nuevos permisos y aumentar el desgaste de estar esperando en
la montaña.
Aún así, nos quedaba todavía una
semana de permiso y aprovechamos para hacer algunas actividades por la zona. El
día 11 de septiembre fui al Chag Tse, de 7580 m desde el Campamento. El mismo
día Seb esquió en el Chnagzheng Peak de 6977 .
El día siguiente quise subir lo
más arriba posible por la vía normal hacia el Everest. Hasta el cuello N. había
mucha nieve acumulada pero la progresión era fluida. La arista N estaba con una
nieve situada, ya que las placas se rompieron hasta tres veces hacia la cara N.
Sin embargo, eran duras, lo que permitía una progresión muy rápida. Des esta
manera, pude subir hasta 7950 m antes del mediodía. Fue a partir de entonces
cuando el tiempo empeoró y empezó a nevar. Bajé rápidamente siguendo las trazas
de subida y a las 15.00 h estaba de nuevo en el campamento. Definitivamente,
dejábamos el Everest para otro momento.
El día siguiente, el 13 de
septiembre, fuimos con Vivian y Seb a la cima que teníamos delante de nuestro
campamento, a 6910 m entre Changtse y el Chagzheng con esquís.

2 comentarios:
Precioso relato Monrasin
Gracias por compartirlo!
Jorge
Gracias Jorge.
Escribe bien Kilian.
Conciso y claro.
Nos ha tenido más de un mes sin saber nada de él y por fin nos explica todo lo que hicieron.
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