Este
entreno da para escribir un libro si se explica con detalle cada lugar
visitado. Pero ya hay libros en las librerías, que también existen, y que
explican muy bien la historia, sus gentes, sus formas de vivir, las rutas con
su geología, y sobre todo las cuevas con su arte prehistórico, y sus barrancos,
con sus formaciones geológicas. Paisaje humanizado.
(Sacado
de Internet) La ruta al Portal de la
Cunarda es un camino señalizado. “Parte de la localidad de Colungo y serpentea por varios barrancos: de
Pilones, de los Arruellos y Tacho. Es este un itinerario que recorre diferentes
ecosistemas, desde los espacios humanizados a pequeños carrascales, sabinares,
el extenso pinar de Cunarda y brechas abiertas en la roca caliza colonizadas
por un espeso manto vegetal.
A continuación, remontaremos la
pedregosa ladera que se aleja del barranco, mientras nos adentramos a la Selva de Lezina, donde
encontraremos una mesa de interpretación acerca del carboneo en el carrascal,
una antigua actividad económica de esta región. Finalmente, después de una hora
de recorrido, el sendero sigue por una pradera y desciende a la izquierda,
salvando una pequeña vaguada hasta que llegamos a la cresta de Barfaluy. Es recomendable
bajar por la derecha de la cresta, donde veremos unas escaleras metálicas que
nos conducen a los abrigos de Barfaluy. Antiguamente, estos abrigos eran
utilizados como arnales y están decorados con pinturas rupestres levantinas.
Una vez superada la ventana,
descenderemos por una canal cerrada por la vegetación hasta situarnos justo
debajo de la ventana, donde encontraremos el siguiente paso, algo menos
expuesto y a continuación el tercer paso, este si, más expuesto por lo
resbaladizo de la roca.
Para
los noveles y con familia lo mejor es adaptar la excursión a las posibilidades
de cada uno, y sobre todo contratar guías que te lleven por el buen
camino.
Texto de Internet: “La Ruta de las Pasarelas permite admirar la belleza
del último tramo del cañón del río Vero. Es aquí donde se da una combinación
perfecta entre la roca, el agua y la huella dejada por el hombre en su afán por
aprovechar la fuerza de las aguas de este río. Las espectaculares pasarelas,
que no ofrecen peligro alguno, permiten un primer acercamiento a este singular
enclave natural de Alquezar.
El recorrido senderista parte de la Plaza Mayor de Alquezar.
Debemos dirigirnos a la calle que lleva a la Colegiata y descender
por la rampa de piedra existente en el primer desvío izquierdo. En este punto
puede verse una indicación hacia las Pasarelas del Vero.
Pronto, encontramos las primeras
pasarelas de madera que bajan encajonadas entre la Peña Castibián, a
la izquierda, y los Muros de la
Colegiata, a la derecha. Un total de siete tramos de
pasarelas facilitan el descenso hasta el Vero. Durante el recorrido es posible
disfrutar de la belleza del Barranco de la Fuente, caracterizado por sus numerosos covachos
y una vegetación adaptada a la humedad y frescura propia de estas gargantas.
Al llegar al lecho del Vero, merece ser
visitada la Cueva
de Picamartillo, situada en la margen izquierda del río, frente a la
desembocadura del Barrando de la
Fuente.
El camino prosigue río abajo, a través
de una espectacular pasarela metálica instalada en la pared rocosa. Más tarde
encontraremos la vieja presa y, tras recorrer un nuevo tramo de pasarelas
metálicas, la antigua central hidroeléctrica de Alquezar. Una badina de un
profundo azul turquesa invita al baño y al descanso.
Desde aquí, el camino se aparta del río
para serpentear entre antiguos olivares hasta dar con el camino que lleva al
pueblo de Alquezar. También se puede ampliar la ruta visitando en puente de Fuentebaños
y el molino con el azud. Encontraremos el desvío en el camino de regreso a Alquezar.”
ALQUEZAR ASQUE COLUNGO POR EL PUENTE
DEL DIABLO
Cruzamos
el punte de Fuentebaños, puente bajo medieval, y seguimos la GR que nos lleva a Asque
(elementos de interés: la iglesia de Santa Columba y el Centro Artístico del
Guadamacil), a parte de la casa donde nos hacemos una foto, que siempre están
los perros en la ventana de la segunda planta y parece que van a saltar sobre
ti. Curiosa estampa. Antes de llegar hemos disfrutado de
de
las magníficas vistas del cañón del Vero (y lo que te rondaré morena). En este
sector resulta muy interesante el contacto entre la roca caliza (de origen
marino) y el conglomerado (de origen continental) y hemos andado por densos
matorrales mediterráneos dominados por la encina y la coscoja.
De
Asque bajamos al Puente del Diablo sobre el barranco de Fornocal, para subir a
Colungo y coger agua en la fuente de la Iglesia.
Que por cierto no baja agua, ¿o es que no sabemos como
funciona?. Curioso artilugio, la llave de paso de la fuente está en el suelo
(si no te lo dicen no te das cuen…), pisas con el pie y sale agua de la fuente.
Tras repostar el líquido elemento nos dirigimos al
PORTAL DE LA CUNARDA DESDE COLUNGO
La fuerza erosiva del viento y del agua
ha esculpido una sorprendente ventana natural donde más de medio centenar de
butres (buitres) han encontrado un posadero perfecto sobre el barranco de
Fornocal.
Esta ruta senderista comienza en
Colungo. Junto al transformador de electricidad situado en la carretera A-2205
de Arcusa – Aínsa se localiza la primera baliza de madera que indica la
dirección exacta. Siguiendo esta indicación echamos a andar por el camino os
Lavaderos y nos topamos inmediatamente con la fuente y los huertos. Seguimos
recto por el camino de tierra que discurre entre almendrales, campos de cereal
y algún olivar. En 10 minutos cruzamos el barranco de Pilones que siempre suele
llevar algo de agua. Aquí el camino se torna en una estrecha senda que se
bifurca. Si optáramos por ir a la izquierda llegaríamos a los antiguos
lavaderos y si queremos seguir dirección a la Cunarda debemos ir a la
derecha. A pocos metros ya podremos ver la carretera. La cruzamos y nos metemos
en el camino os Carros o lo que es lo mismo: la pista de Suelves. A nuestra
izquierda dejaremos un chalet blanco.
Hemos de estar atentos al desvío al
barranco de los Arruellos (señalizado) y que se localiza frente a un antiguo casetón
de piedra y a una encina centenaria. Es aquí donde dejamos la pista y
penetramos en una senda recuperada que zigzaguea entre carrascas, chinebros
(enebros), quejigos y algún que otro joven madroño. El descenso es rápido hasta
llegar a la pared de conglomerados de los Arruellos que discurre ya a nuestros
pies. Tenemos que ser cuidadosos al bajar hasta el fondo del barranco porque la
descomposición de los conglomerados ha dejado muchas rocas sueltas y es fácil
resbalarse. Aquí nos serán muy útiles los bastones.
Durante aproximadamente unos diez
minutos, el camino discurre por el fondo del barranco (hasta mayo lleva agua)
para comenzar a subir. Es en este punto donde nos aguarda la cantera de
Arruellos de donde se extraían grandes ruellos (muelas de piedra) para moler
las olivas en los tornos o almazaras. Aún pueden verse las improntas de las
grandes ruedas de piedra en la roca caliza. El barranco debe su nombre a este
lugar.
Pasada la cantera, la senda se mete en
un pequeño y evocador carrascal. Una vez que se ha ascendido a lo más alto de
Arruellos, ya pueden verse los barrancos de Tacho y parte del Fornocal.
Continuamos a la derecha por un amplio camino muy pedregoso. Esta parte del
itinerario serpentea casi únicamente entre sabinas hasta alcanzar el pinar de la Cunarda.
La senda deja el bosque para comenzar a
bajar al barranco Tacho. Este es uno de los rincones más interesantes de toda
la ruta por la variedad de vegetación que lo puebla: grandes bojes, carrascas,
quejigos, coscojas y romerales fundamentalmente. La gran densidad de plantas
hace inviable transitar por el cauce del barranco. Llega un momento que debemos
cruzarlo en un punto donde se estrecha.
El trazado se torna angosto para ir
siempre pegado en altura al Tacho. Debemos tener precaución porque en ocasiones
la senda limita con la vertical del barranco. Antes de que este desemboque en
el de Fornocal, desviamos a la derecha (señalizado con baliza). Tras zigzaguear
por la caliza entre coscojas, rudas, romeros, quejigos, aliagas o pequeños madroños
en 10 minutos se alcanza el portal de la Cunarda. Si nos acercamos en silencio podremos
disfrutar de un espectáculo único, ya que se han llegado a contar casi medio
centenar de buitres leonados posados en la ventana.
La vuelta a Colungo debe realizarse por
la misma senda hasta el pinar. Desde allí hay dos opciones (señalizadas): bajar
de nuevo por los Arruellos o tomar la pista de Suelves que lleva al pueblo en
aproximadamente una hora. “
BARCABO LECINA
Nosotros
seguimos la pista en dirección norte, viendo al fondo una bonita estampa del
Pico Turbón. Seguimos hasta un cruce que indica Suelves, Colungo, y Barcabo.
Nos dirigimos a Barcabo por una buena pista y en bajada. Ya en la carretera
seguimos la dirección Colungo (sur) y a los 200 metros sale un
desvío señalizado que nos llevará tras cruzar el río Vero a Lecina. Vemos una
par de casetas refugio de piedra seca. Impresionante el trabajo de estas
gentes.
Visita
a la encina Milenaria.
LA CARRASCA DE LECINA
“Se estima una edad próxima a los 1.000
años.
Formaba parte de un frondoso bosque que
servía de refugio a osos y lobos.
En el pueblo de Lecina se la conoce
como Castañera de Carruesco.
Dimensiones en la encina de Lecina Sus
dimensiones son espectaculares y no dejan de sorprender a quien se acerca a
ella.
Su altura es de 16,5 m
Perímetro del tronco de 6.10 m
Cubre una superficie de 615 m2
Su copa de 28 m de diámetro.
Su nombre común es carrasca y su nombre
científico en latín es Quercus ilex, conocida por todos como la Carrasca de Lecina, La Castañeda.
La carrasca es uno de los símbolos
naturales mejor conservados de Lecina, a ella están ligadas muchas leyendas de
brujas y tradiciones de esa zona. Es según el conocimiento popular una encina
milenaria y que siempre ha estado allí. Es un árbol muy reconocido y celebrado
en la comarca. Lugar de peregrinación de quien se acerca a disfrutar del pueblo
y entorno de Lecina.
Antiguamente se sellaban tratos y
pactos entre ayuntamientos, ha sido testigo de acuerdos judiciales y bodas dada
su gran envergadura y belleza.
Actualmente su salud es muy buena y
sigue produciendo bellotas abundantes de gran calidad.
Se puede acceder fácilmente a ella,
recientemente se hicieron unas obras para que fuera accesible su contemplación
para todo el mundo.
Es probable que fueran las encinas de
los alrededores lo que diera nombre al pueblo, pues la voz de Lecina proviene
del latín,"Ilicina", derivado de "ilex", encina. Cuenta la
leyenda...
"Cuentan que en un carrascal se
refugiaban las brujas de los contornos para tramar sus maldades.
La carrasca más joven discutía con las
otras, pues no quería servir de cobijo a las brujas y deseaba ayudar a los
hombres.
Las brujas abandonaron el carrascal, no
sin antes conceder un deseo a las carrascas viejas, unas pidieron ser de oro
con sus hojas doradas, otras de cristal y otras perfumadas.
El viento con toda su maldad arrancó
las hojas de todos los árboles de cristal que terminaron haciéndose añicos y
los contrabandistas, tuvieron su oportunidad, llevándose las hojas de oro ,
mientras que los rebaños comieron las apetitosas hojas perfumadas.
Todas murieron.
Sólo la carrasca joven y fuerte se
mantuvo como era, subsistió convirtiéndose en el majestuoso árbol actual,
llamado por la dulzura de sus frutos la Castañeda, en Lecina".
Son muchas las leyendas sobre brujas y
"encantarias" asociadas a lugares naturales: el monte Asba, cuevas
como Sotarraña en Betorz o Mezquita en Lecina o el barranco de la Bruja en Eripol.”
La
excursión a los covachos de Barfaluy es un sencillo y corto recorrido por el
carrascal de la Selba
de Lezina, donde se unen naturaleza y patrimonio cultural aragonés. Al final de
este bonito paseo podemos acercarnos a los abrigos de Barfaluy, donde se
encuentran pinturas prehistóricas
rupestres que decoran las colmenas cilíndricas, denominadas “arnas” en
aragonés. El camino forma parte de los “Itinerarios de Arte Rupestre del Parque
Cultural del Vero”, está claramente señalizado y no presenta ningún tipo de
dificultad, pudiéndose realizar en cualquier época del año, siempre y cuando el
tiempo nos sea favorable.”
El
conjunto de Barfaluy lo integran tres abrigos con pinturas de estilo
esquemático, el más abundante en esa zona.
La
técnica empleada era pintar con los dedos o con trazos gruesos de pincel. Las
cornamentas las hicieron con trazos delicados hechos con plumas usados como
pinceles finos. No se observa en ninguna de las pinturas sombreados ni matices
que den volumen a las figuras.
Pero
estas representaciones, responden a un complejo sistema intelectual lleno de simbología.
Las
figuras son atemporales, están fuera del tiempo y también del espacio, pues no
hay referencia al entorno; sólo hay símbolos cuyo significado se nos escapa. Es
un arte sintético y simbólico. Las cornamentas de los animales adquieren un
desarrollo desmesurado y los dedos de las figuras humanas parecen garras.
A
sus pies discurre el barranco de la
Choca, afluente del río Vero. De los pocos barrancos en el
que su descenso está prohibido. Se debe de pedir permiso.
Descripción
de la ruta:
De Internet ”Partimos de la plaza de
Lecina, donde encontraremos un panel informativo acerca de la ruta de Barfaluy
y tomaremos el camino señalizado que nace a la izquierda de la casa Sampietro.
A continuación, seguimos por el viejo sendero que atraviesa el valle de Berrala
y tras cinco minutos nos encontramos con un indicador que nos señala el aljibe
medieval de Fuendiós, que está recubierto por una bóveda apuntada. Seguimos
nuestro camino descendiendo el barranco de Berrala y subimos por la ladera que
está cubierta de carrascas y de bojes hasta que llegamos a la loma divisoria
con el barranco de Cruziacha, sobre la cual discurre una pista. Pero nosotros
retomaremos el camino al otro lado de la pista y bajaremos hacia el fondo del
barranco por una empinada bajada que resulta un tanto incómoda.
El retorno a la localidad de Lecina se
realiza por el mismo camino y tiene un tiempo estimado de 45’.”
CAMINO DE LAS ESCALERETAS
Una vez visitadas las pinturas de
Barfaluy, deberemos retroceder hacia Lecina. La senda de las Escaleretas no
esta balizada, debido a su dificultad como senda no apta para excursionismo, lo
fácil que es salirse de la senda y lo expuesta que se presenta en algunos
pasos, no interesa recuperarla por parte de la administración y ha caído en el
olvido. Lo mejor en este caso ya que como hemos dicho no esta balizada, es
retroceder hacia Lecina y al entrar en la parte más boscosa del monte de
Lecina, conocida como la Selva
de Lecina, estar atentos a una senda pedregosa a mano derecha que comienza
entre dos carrascas y desciende ligeramente
A partir de aquí, la senda al comienzo
es muy evidente, pero enseguida empieza a cerrarse por la vegetación, nos
encontraremos con algunos destrepes no muy problemáticos y sin darnos cuenta,
mas de una vez, nos saldremos de la senda por despiste, así que mucho cuidado,
porque si nos salimos acabaremos siempre en cortados que nos obligaran a dar
media vuelta.
La parte más bonita de la senda es el
paso de la ventana, arco natural utilizado para pasar al otro lado de la senda,
algo expuesto pero protegido con una sirga.
La vista desde aquí es impresionante,
la altura de las paredes que caen hacia el Vero, la cantidad de covachos y
abrigos que cubren los acantilados, muchos de ellos con pinturas rupestres
hacen de este lugar un sitio curioso como pocos.
Es de pensar que en tiempos más
antiguos, estaría mejor equipado por las gentes del lugar, para hacer más fácil
la tarea de subir y bajar a los huertos cargados con material.
El cantar del agua del Vero, nos indica
que estamos llegando al fin de la senda.
Ya estamos casi en el Vero, nos
desviamos para ver las pinturas del Gallinero, impresionantes por su ubicación.
Recuperamos la senda y enseguida llegamos sin complicaciones a las orillas del
Vero.
FUENTE
DE LECINA A ALQUÉZAR
Estamos en pleno parque cultural del Río Vero.
Tras
subir un tramo de río vero y haberlo cruzado dos veces por encima de las
piedras sin caernos, pasamos el puente y
enseguida carteles nos indican el camino a Alquezar. Cruzaremos el Barranco de
Argatin y llegaremos al Mirador del Vero, junto al vertiginoso Barranco de la Portiacha.
Nos
adentraremos al mundo prehistórico, visitando las pinturas Rupestres de
Mallata, de arte esquemático. Veremos a lo lejos el Covacha de Arpan y Truco.
Bajamos
hacia el Cañón del Vero y lo cruzamos por su puente románico, el Puente de
Billacantal, para coger una cómoda senda que nos subirá hacia el Collado de San
Lucas. Lugar donde nos despedimos del Cañón del Vero para adentrarnos a la Villa Medieval de Alquezar.
Y
colorin colorado este cuento se ha acabado.
Javisa
1 comentario:
Vaya excursión bonita. Espectacular!!
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