Para llegar hasta Ascaso, tomaremos una pista que tomaremos un kilómetro después de pasar Boltaña dirección Broto. La pista, de 4 km, se encuentra asfaltada el primero de ellos, el resto esta en unas condiciones bastante aceptables.
Desde el mismo pueblo se ve toda la sierra de Nabain, empezando el ascenso poco metros antes de la primera casa por una pista con unas buenas rampas para empezar a suspirar, más es Javi el que se encarga de tirar. Enseguida la pista se convierte en sendero, con unos primeros tramos de lajas, sembradas de fósiles, muy atractivos para las piernas. Posteriormente un bello descreste con unas bonitas vistas de Jánovas y su No-pantano, para de una forma cómoda salvar los 800 m. de desnivel hasta la cima. Javi en 1 hora, Jesús y yo en hora veinticinco.
En la cima se encuentran los restos derruidos de la ermita de Santa Marina, con la sorpresa del punto geodésico en lo alto de uno de los muros medio caídos de la ermita. ¡Vaya ideas que tienen algunos!
Después de un ratillo en la cima dando cuenta del correspondiente bocata, admirando las tremendas vistas de este privilegiado mirador y capeando el frío como podemos, iniciamos el descenso, en este caso circular.
Este descenso ya es un poco mas “marróncillo”. La senda más que verse se adivina en determinados tramos, aunque finalmente no tendremos ningún problema hasta llegar a la pista que une Boltaña con Morillo de Sampietro. Nos hemos colado 10 metros, puesto que la senda que nos llevará de vuelta a Ascaso pasa por delante de un magnifico roble poco antes de dicha pista.
La primera parte del descenso es realmente espectacular, con una cresta que nos obsequia con una cara Norte del pico Nabain bellísima, con unas fajas espectaculares y un bosque de hayas en sus faldas que llama la atención. Aunque no se realice la excursión circular, creo que merece la pena descender hasta el collado por disfrutar de esta maravilla visual.
Y poco antes de llegar al punto de inicio, cruzaremos el barranco de Ascaso por un bonito puente de piedra. Barranco famoso por la sucesión de sus pozas o cavidades escavadas por el agua en la piedra caliza y que parece ser un bonito y popular lugar para practicar el nudismo. Habrá que volver con mejor tiempo.
El descenso nos vino a costar sobre las 3 horas, a la que le sumaremos otra media hora de nostálgica visita por este pueblo, uno de tantos pueblos del Sobrarbe que sufrió la dureza de la emigración hasta quedar en el más mísero olvido, destacando entre las ruinas de sus edificios la Pardina de Santa María y la vieja fragua con su reloj solar pintado al fresco, citado por la Ronda de Boltaña en su canción “O viento rondador”.
Entre tanta decadencia una ventana de esperanza: Casa Juez.
FOTOS.
Desde el mismo pueblo se ve toda la sierra de Nabain, empezando el ascenso poco metros antes de la primera casa por una pista con unas buenas rampas para empezar a suspirar, más es Javi el que se encarga de tirar. Enseguida la pista se convierte en sendero, con unos primeros tramos de lajas, sembradas de fósiles, muy atractivos para las piernas. Posteriormente un bello descreste con unas bonitas vistas de Jánovas y su No-pantano, para de una forma cómoda salvar los 800 m. de desnivel hasta la cima. Javi en 1 hora, Jesús y yo en hora veinticinco.
En la cima se encuentran los restos derruidos de la ermita de Santa Marina, con la sorpresa del punto geodésico en lo alto de uno de los muros medio caídos de la ermita. ¡Vaya ideas que tienen algunos!
Después de un ratillo en la cima dando cuenta del correspondiente bocata, admirando las tremendas vistas de este privilegiado mirador y capeando el frío como podemos, iniciamos el descenso, en este caso circular.
Este descenso ya es un poco mas “marróncillo”. La senda más que verse se adivina en determinados tramos, aunque finalmente no tendremos ningún problema hasta llegar a la pista que une Boltaña con Morillo de Sampietro. Nos hemos colado 10 metros, puesto que la senda que nos llevará de vuelta a Ascaso pasa por delante de un magnifico roble poco antes de dicha pista.
La primera parte del descenso es realmente espectacular, con una cresta que nos obsequia con una cara Norte del pico Nabain bellísima, con unas fajas espectaculares y un bosque de hayas en sus faldas que llama la atención. Aunque no se realice la excursión circular, creo que merece la pena descender hasta el collado por disfrutar de esta maravilla visual.
Y poco antes de llegar al punto de inicio, cruzaremos el barranco de Ascaso por un bonito puente de piedra. Barranco famoso por la sucesión de sus pozas o cavidades escavadas por el agua en la piedra caliza y que parece ser un bonito y popular lugar para practicar el nudismo. Habrá que volver con mejor tiempo.
El descenso nos vino a costar sobre las 3 horas, a la que le sumaremos otra media hora de nostálgica visita por este pueblo, uno de tantos pueblos del Sobrarbe que sufrió la dureza de la emigración hasta quedar en el más mísero olvido, destacando entre las ruinas de sus edificios la Pardina de Santa María y la vieja fragua con su reloj solar pintado al fresco, citado por la Ronda de Boltaña en su canción “O viento rondador”.
Entre tanta decadencia una ventana de esperanza: Casa Juez.
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