12822 KM. DE ZARAGOZA A PEKIN EN BICICLETA.

Diego Ballesteros se reencontró ayer en Huesca con muchos amigos en la presentación de "12.822 kilómetros. De Zaragoza a Pekín en bicicleta", un libro "escrito con el corazón" que va más allá de la crónica de viajes. El ciclista de Barbastro narró en el salón de actos de la Diputación Provincial la "locura" que le llevó en 2008 a emular a Marco Polo y recorrer en 99 etapas la distancia que separa Zaragoza de Pekín. El objetivo, unir a las dos ciudades en el año en que acogían la Expo y las Olimpiadas.

Muchos siguieron entonces la aventura a través de su blog y se alegraron cuando el 23 de agosto llegó a Pekín después de alegrías, contratiempos y hasta alguna pedrada. Después sufrieron con él cuando un grave accidente le dejó en una silla de ruedas en la Race Across America. Las 544 páginas de su primera incursión literaria destilan emoción y honestidad. "He intentado que el que lea este libro esté pedaleando conmigo". Con esta sencilla frase, Diego expresó ayer sus intenciones y confió en que "el libro no deje indiferente a nadie, porque está escrito con el corazón".
Además de esta obra, un cortometraje dirigido por Javier Meler resume algunos momentos del viaje, algunos divertidos, otros entrañables, todos emotivos. Los amigos que fue encontrando, los países, algunos impronunciables, por los que cruzaba. Un corazón de arena con su nombre, un niño con la camiseta del Madrid, una cena compartida con una familia en un país perdido hablan de sensaciones, más que de objetivos.
Alejandro, hermano del protagonista, recordó detalles de la aventura y condujo un acto en el que participaron personas que han trabajado en el libro. Beatriz Gimeno, autora de la portada, el ilustrador Santiago Sánchez y Pedro Solana, compañero de aventuras deportivas y autor del prólogo. Todos ellos, también, amigos, como lo es Antonio Cosculluela, presidente de la Diputación, alcalde de Barbastro y uno de los primeros en conocer el proyecto. "Abrió el ordenador y me contó detalle por detalle. Nombró países que, nunca mejor dicho, me sonaron a chino", dijo con una sonrisa. También recordó cómo al principio costó que algunos creyeran en el proyecto y valoró la calidad de su autor, "grande como deportista, como profesor, pero sobre todo como ser humano, un hombre humilde donde los haya".
Beatriz Gimeno agradeció la oportunidad de crear una portada en la que desde el principio tuvo claro que debía aparecer la imagen de su protagonista. Entre las imágenes posibles, eligió una en la que la cámara, detrás de él, hace partícipe al lector del paisaje, y un oportuno contraluz "expresa el desafío ante la adversidad del viaje". Al final, se mostró satisfecha de haber conseguido "que esta portada sea una puerta de acceso a una gran aventura".
A Santiago Sánchez le sonaba "que había un loco que estaba por ahí con una bicicleta". Al conocer la historia se metió a fondo y no dudó en ilustrar con sus dibujos a lápiz un libro que "no es sólo un diario de viajes, y no todo son alegrías". Sus dibujos muestran los tipos humanos y expresan lo que Diego no pudo fotografiar.
Pedro Solana, montañero, escritor y compañero de aventuras, aseguró que "no fue difícil" terminar un prólogo que escribió "con el corazón en la mano". En su intervención recordó sus principios en el esquí de montaña y algunas aventuras, que no fabulaciones, en el Camino de Santiago, haciendo treking en el Himalaya o atravesando el Pirineo en bicicleta.
Fuente: Diario del Altoaragón.

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