Cipri es corredor de Intec Zoiti y hay que recordar que en el último campeonato de España de maratón logró la sexta posición con un tiempo de 2:25:45. Así nos relata su ascensión:
“El primer día un todoterreno nos vino a buscar al hostal con el guía. Tras tres horas de carretera y caminos sin fin que parecían ir a ningún sitio, el carro se detiene. Cogemos nuestros bártulos y caminamos algo más de una hora. Llegamos al campamento base, a unos 5.400 metros de altitud. Las tiendas ya están montadas, comemos algo, charlamos... nos aclimatamos a esta altitud. Va bajando el sol, y con él también la temperatura. Vemos algún bichejo, como una especie de ardilla-conejo, que se acerca a por las sobras de los expedicionarios. Jose, mi guía y tocayo, prepara algo de cenar: crema de espárragos y spaguetti con tomate y pollo. De ahí al saco... Joder que frío, uffff. Paso mala noche, a esta altitud la digestión no es fácil. Me despierto una y otra vez, pero algo es algo, porque algunos como Rafa no consiguen dormir nada. La 1 a.m., nos despiertan... ¿ahora hay que salir de la tienda? Me duele la cabeza y el estómago. Como desayuno, una manzanilla, a ver si me entona... pero no lo consigue. Cerca de las tres horas para arriba, caminando con la luna y los frontales. Los pasos son cortitos, y vamos avanzando sin hablar demasiado. En un recodo, allá abajo, se ven las luces de Arequipa. Al poco, Elena se viene abajo, está helada y también con mal cuerpo. Paramos, no hay prisa. Tirita. Come algo de chocolate, y la hacemos caminar un poco más hasta los primeros rayos del sol. Unos cacahuetes, la animamos y seguimos china-chana, como debe ser en la montaña. Parece que se ha rehecho y seguimos bien, ya con la luz del sol. Siguen las horas y la cima ya está más cerca. Los últimos 100 metros de desnivel se me hacen duros, además de que no he estado bien en toda la mañana. El corazón bombea como en la mejor de mis series entrenando. Cada diez pasos tengo que parar, agacharme y coger aire, solo pienso en como debe estar aumentando mi hematocrito. Ya volveré a correr, ya... ¡preparaos! Rafa va genial, ellos ya están casi arriba. Ahora voy yo... ya estamos. ¡Hemos coronado un seis mil! Nos abrazamos y reímos, además de que hacemos mil fotos. Entre ellas, una mía con la camiseta de la Zoiti, la famosa cruz de la S.D.Huesca (Rafa) y el buff del Club Baloncesto Peñas con la bandera de Huesca (Elena). Tenemos pensado enviarla al periódico, pero ahora mismo no podemos. Estamos un rato y para abajo, entre todas las piedras y polvo del mundo. Yo sigo con mi caraja particular, pero llego al campamento base de nuevo. Recogemos y de nuevo al todoterreno, y de ahí a Arequipa dando cabezadas de sueño. En fin, que todos estamos muy contentos. Ahora hemos estado un día de merecido relax, durmiendo y comiendo a base de bien”.
ENHORABUENA CAMPEONES Y A SEGUIR DISFRUTANDO!
“El primer día un todoterreno nos vino a buscar al hostal con el guía. Tras tres horas de carretera y caminos sin fin que parecían ir a ningún sitio, el carro se detiene. Cogemos nuestros bártulos y caminamos algo más de una hora. Llegamos al campamento base, a unos 5.400 metros de altitud. Las tiendas ya están montadas, comemos algo, charlamos... nos aclimatamos a esta altitud. Va bajando el sol, y con él también la temperatura. Vemos algún bichejo, como una especie de ardilla-conejo, que se acerca a por las sobras de los expedicionarios. Jose, mi guía y tocayo, prepara algo de cenar: crema de espárragos y spaguetti con tomate y pollo. De ahí al saco... Joder que frío, uffff. Paso mala noche, a esta altitud la digestión no es fácil. Me despierto una y otra vez, pero algo es algo, porque algunos como Rafa no consiguen dormir nada. La 1 a.m., nos despiertan... ¿ahora hay que salir de la tienda? Me duele la cabeza y el estómago. Como desayuno, una manzanilla, a ver si me entona... pero no lo consigue. Cerca de las tres horas para arriba, caminando con la luna y los frontales. Los pasos son cortitos, y vamos avanzando sin hablar demasiado. En un recodo, allá abajo, se ven las luces de Arequipa. Al poco, Elena se viene abajo, está helada y también con mal cuerpo. Paramos, no hay prisa. Tirita. Come algo de chocolate, y la hacemos caminar un poco más hasta los primeros rayos del sol. Unos cacahuetes, la animamos y seguimos china-chana, como debe ser en la montaña. Parece que se ha rehecho y seguimos bien, ya con la luz del sol. Siguen las horas y la cima ya está más cerca. Los últimos 100 metros de desnivel se me hacen duros, además de que no he estado bien en toda la mañana. El corazón bombea como en la mejor de mis series entrenando. Cada diez pasos tengo que parar, agacharme y coger aire, solo pienso en como debe estar aumentando mi hematocrito. Ya volveré a correr, ya... ¡preparaos! Rafa va genial, ellos ya están casi arriba. Ahora voy yo... ya estamos. ¡Hemos coronado un seis mil! Nos abrazamos y reímos, además de que hacemos mil fotos. Entre ellas, una mía con la camiseta de la Zoiti, la famosa cruz de la S.D.Huesca (Rafa) y el buff del Club Baloncesto Peñas con la bandera de Huesca (Elena). Tenemos pensado enviarla al periódico, pero ahora mismo no podemos. Estamos un rato y para abajo, entre todas las piedras y polvo del mundo. Yo sigo con mi caraja particular, pero llego al campamento base de nuevo. Recogemos y de nuevo al todoterreno, y de ahí a Arequipa dando cabezadas de sueño. En fin, que todos estamos muy contentos. Ahora hemos estado un día de merecido relax, durmiendo y comiendo a base de bien”.
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